«Maranatha», «Ven, Señor Jesús», decían los primeros cristianos. Según san Pablo, los cristianos son los que esperan con alegría la segunda venida del Señor. Si a veces ya no es así, en parte es porque se instaura la convicción de que existen dos vidas distintas y un día tendremos que abandonar inevitablemente la una para pasar a la otra. Y esto hace que el hombre esté trágicamente dividido. Además, hay una teología que ha tratado los temas relativos a la escatología (la muerte, el juicio, el infierno, la vida eterna...) enumerándolos uno tras otro y transformando los símbolos en un sistema lógico sin ningún nexo con la vida concreta.
El autor explora el lenguaje de las fuentes patrísticas y orientales que describen los últimos tiempos como una nueva creación, un encuentro entre la acción de Dios y la maduración del mundo, donde la historia no es solo la materia para el juicio, sino también los «ladrillos» con los que se construirá la nueva Jerusalén.