El ingrediente clave de la vida feliz es, sin duda, la alegría. Tanto es así que, por muy afortunadas que sean nuestras circunstancias, si ella nos falta permanecemos insatisfechos. Se comprende, pues, que el fin último de casi todas nuestras iniciativas sea sentirnos alegres y que en el mercado circulen infinidad de ofertas que prometen cumplir dicho anhelo.