Hace frío. Los días son cortos y oscuros. El último año ha sido duro para mí y para mucha gente.
Tengo suficientes razones que me empujan a encerrarme en mí mismo... pero el Adviento nos recuerda las promesas de Dios y vuelve a crecer en el corazón el valor de la esperanza.
En este Adviento, fortalece tu esperanza meditando diariamente en la Palabra de Dios.
¡Ánimo! El Señor está cerca.