Junto con jóvenes de numerosos países, la comunidad de Taizé realiza una peregrinación de confianza por toda la tierra. Acoge a los jóvenes en la colina de Borgoña o los acompaña en encuentros por todos los continentes. Les aporta un estímulo para crear la paz y la confianza en la Iglesia y en la sociedad. Tras recordar la herencia espiritual del Hermano Roger, el fundador de su comunidad, su sucesor, el Hermano Alois, reúne aquí las cartas que ha dirigido a los jóvenes durante los últimos años. En ellas sienta las bases esenciales para ser testigos del Evangelio en el mundo. También muestra lo que significa comprometerse para toda la vida en el seguimiento de Cristo.