«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, dáselo a los pobresy tendrás un tesoro en el cielo; después, sígueme» (Mt 19,21). Lacondición está clara: quien busque la perfección en el seguimiento deJesús debe dejarlo todo de lado, incluidos los bienes, aquello a loque nos aferramos y que nos impide dejar hueco en nuestro corazón para Dios. Esta condición aparece como imprescindible para el que quieraseguir a Jesús. Pero no es un simple desprenderse de los bienesmateriales, es también ponerlos al servicio de los pobres, de aquellos que los necesitan más que nosotros. Y no es solo desprenderse de losbienes materiales, también es necesario desprenderse de aquellasmáscaras, ideas preconcebidas, costumbres o relaciones que nos impiden seguir a Jesús con la libertad de los hijos de Dios. Porque, comoacuñó Jon Sobrino, Extra pauperes nulla salus, fuera de los pobres nohay salvación.