La vida quiere vivir, la vida quiere vida, la vida tiene sed de vida. Pero hay un punto en que la vida animal y la vida humana se diferencian y es cuando la vida humana toma forma en la llamada al otro, en la invocación al otro, –podríamos decir radical- mente– en la oración: la vida humana es vida que se dirige al otro. Todos nosotros hemos sido “gritos en la noche”, todos nosotros hemos tenido la experiencia de ser un grito en la noche.